Se supone que debería decir aquí algo sobre la navidad, y hasta tratar de compartir la nostalgia con uds., de pasar un fin de año más, lejos de mi familia, mis amigos de la infancia, y mi país. Pero en lo único que pienso es que pasaremos la Nochebuena en mi casa con amigos y que son dos hombres y dos mujeres. Las mujeres no me preocupan… pero los dos hombres… ¡mean parados!

Cuando llegué a Alemania casi terminando los 80, no es que creyera que los hombres tenían un impedimento físico para hacer pipí sentados, y que solo se podían sentar si tenían que… bueno, ya saben…lo otro, en fin: cagar. Ta dicho, ya. No, no es eso, es simplemente que no lo había pensado. La verdad es que no me interesaba tampoco. Que cada cual haga como quiera, era mi democrático moto. Si es que después limpia los goteos.

Yo vivía en conjunto con tres hombres, mi marido y dos amigos de él desde los tiempos del Servicio Civil. Los tres se habían negado al Servicio Militar, porque no querían tener que ver con armas o guerras, y se conocieron en el hospital donde cumplían con el Servicio Civil, la alternativa al militar en Alemania. Eran los ochenta y la gente cantaba también por acá canciones que decían que el mundo necesitaba “hombres nuevos”. Y parte de ser hombres nuevos era sentarse para mear.

Llegaron los noventa y se fueron los noventa, y llegó el mentado siglo veintiuno. Yo por el camino tuve la suerte de vivir con un tipo que meaba parado. Entrar al baño se convirtió en una humillación. Por supuesto que hablé con el , y él lo negó: él? un cavernícola? Jamás, él se sentaba. El olor desmentía todas y cada una de sus palabras. Y también las marcas lo hacían, ¡teníamos calefacción de suelo!!!!

Adivinen quién estaba a cargo de la limpieza del water. Claro, yo.

Nunca más repetí lo de que me daba lo mismo. Nunca más me reí de las preocupaciones tan tontas de las feministas del primer mundo. Entendí. Es un problema práctico, y no teórico.

Aquí en pleno siglo 21 las mujeres siguen ganando menos que los hombres por los mismos trabajos, y como además seguimos quedándonos en casa con el primer hijo, seguimos siendo las que limpiamos el water, y los hombres, demás está decirlo, siguen mayoritariamente meando parados.

No todos eso sí. Que se sepa: ni mi marido, ni mi hijo. Ellos se sientan. ¡Faltaría más! Es que, parodiando a don Nicanor Parra, mear de pié o sentado es el verdadero problema de la filosofía. Y de mi navidad.

Feliz Navidad y un próspero año nuevo, a todos y todas.

Pal.

poniéndose de acuerdo

Poniéndose de acuerdo

El Cartel: Aqui se mea sentado!

El tipo: A la mierda con las mujeres!