Hay momentos en la vida que parecen sacados de una película. Hay momentos en la vida en que somos los protagonistas de esa película.
Le comenté una vez a una amiga, mientras nos paseábamos por la rivera del Mapocho, que mi tristeza no tenía solución, y que todo me parecía tan feo. Y que si mi tristeza no tenía belleza, por lo menos este río aquí a nuestro lado podía haber sido el Sena o alguno más bonito o histórico. Ella me respondió que ella había estado muy triste frente al Támesis y muy triste frente al Sena, y que me aseguraba que la pena era igual de dolorosa. Como yo conozco un par de sus dolores me callé y le puse coto a mi tontera de adolescente, de tristeza y de ríos peliculeros.
Leyendo una entrevista a Fernando Krahn, el dibujante, me acordé de esa conversación. Él relata a la Vanguardia lo siguiente: “Atravesábamos el desierto de Atacama. Era una noche de luna llena. El coche patinó y dio diez vueltas de campana. Yo quedé dentro del coche pero a él le aplastó el capó. Escarbé la tierra y conseguí sacarlo, todavía vivía. ‘Quiero que vuelvas con mamá, no la dejes sola. Abandona la carrera de Derecho y dedícate a lo que tú quieres, yo te voy a ayudar. Ahora me voy a morir, ya te dije que moriría joven, y quiero que me reces un padrenuestro lo más bonito que puedas’. Así lo hice y Pablo murió en mis brazos. A los diez minutos llegaron unos gitanos. Bajaron del camión y, sin decir nada, se llevaron todas las cosas personales que había tiradas. Hacía mucho frío y en aquel desierto de minerales las piedras iluminadas por la luna parecían un ejército que avanzaba hacia mí. Al cabo de 24 horas llegó la policía y me fui con el cadáver de Pablo a un pueblo del desierto donde acabé en el calabozo y donde sucedió un episodio que me conmovió. Empezaron a llegar todas las mujeres del pueblo con flores que habían arrancado de las macetas de sus ventanas y las colocaron sobre el ataúd de tablas que habíamos improvisado para mi hermano.
No soy una persona creyente en el sentido religioso pero sí en algunos impulsos que te da la vida. La fe no tiene por qué ser patrimonio de una religión. Tener fe significa que si mi hermano me dice que me va a cuidar, le creo.”
Tener fe es lo que nos hace seguir un camino propio. Algo que te dice que por grave que te parezca lo que vives, tiene que pasar y todo tendrá sentido. Que al andar se hace camino. Algunos también le llaman simplemente confianza en la vida.
(Este es el link donde leí la entrevista a Fernando Krahn entrevista)
18 comentarios
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lunes, febrero 12, 2007 a 12:41 pm
Ginger
Muy lindo, y muy oportuno para mí en este momento. Muchas gracias, Pal.
lunes, febrero 12, 2007 a 2:45 pm
Pal
Si. Un beso para ti Gin.
lunes, febrero 12, 2007 a 7:33 pm
amc
Si Pal, muy lindo y muy cierto. Es una lástima que en el preciso instante en que pasamos por lo triste no nos damos cuenta (duelo al fin). Nunca mejor dicho… «Tener fe es lo que nos hace seguir un camino propio».
Beso
lunes, febrero 12, 2007 a 8:28 pm
Pal
Y todo Adriana, porque acá en el primer mundo no sabes la cantidad de gente triste que hay… con todas las necesidades básicas satisfechas, y no es que quiera juzgar, porque sé que no solo de pan vive el ser humano, pero es que me puse a pensar que es lo que de verdad falta, porque faltar, siempre falta algo y a veces somos felices igual… que falta? En eso andaba y encontré esta historia.
martes, febrero 13, 2007 a 2:32 am
Barluz
Ayyy me recorrio la espalda un escalofrio y mucha emocion. Muy sabio todo lo que dice ese Fernando y todo lo que decis vos.
Volvere.
martes, febrero 13, 2007 a 9:31 am
Pal
Barluz, bienvenida, quedas en casa. Y los dibujos de Fernando Krahn son igual de sabios… medio difícil dejarles un link de ellos aquí, no he podido encontrar uno adecuado. Pero el tipo es genial, se los prometo. Ya saben que dibuja sus «Dramagramas» en la Vanguardia, el diario catalán.
martes, febrero 13, 2007 a 2:49 pm
sonia
La fe no se puede comprar en el mercado. Tener fe, es un don, un privilegio que no todos tenemos.
La fe es hermana de sangre de la esperanza y son como el tutor que se le pone a ciertas plantas para que sigan creciendo hacia arriba y no caigan desprolijas al suelo.
«No soy una persona creyente en el sentido religioso pero sí en algunos impulsos que te da la vida. La fe no tiene por qué ser patrimonio de una religión. Tener fe significa que si mi hermano me dice que me va a cuidar, le creo.» Parece que alguien me hubiese leido el pensamiento.
martes, febrero 13, 2007 a 5:01 pm
beya
Ay, Pal, qué lindo.
Memocioné.
martes, febrero 13, 2007 a 5:33 pm
Pal
Sonia, si porque te hace pensar que el futuro existe. A lo mejor no sé darle vuelos muy altos al tema, pero es algo que de verdad me preocupa.
Yo soy esperanzada, o sea intranquila, pero me cuesta tener fe, que me tranquilizaria.
martes, febrero 13, 2007 a 5:34 pm
Pal
Beya, a mi me pasó lo mesmo.
miércoles, febrero 14, 2007 a 4:36 pm
Lacafana
Con permisooo!?
Muy emocionante, fuerte y conmovedor… da para reflexionar en varios sentidos, ya trillados talvez, como la vida puede cambiar en solo un segundo, y en qué es lo que en verdad nos hace seguir cuando pasan cosas tan tristes, porque en algo creemos… aunque mal no sea en la vida misma… no sé
Pero en definitiva será nomás que muchas veces «la vida real supera a la ficción».
miércoles, febrero 14, 2007 a 5:06 pm
Pal
Adelante Lacafana! está en su casa.
Es que esa es la cosa, cuando más nos queda la sensación de irrealidad, es cuando más real ha sido el golpe.
Esto lo postulo yo, porque Fernando Krahn solo dice que su vida es así rara.
A mi simplemente me pasó que me dieron ganas de filmar la vida de este dibujante. Ahora, va a estar medio difícil eso si, porque pa´la navidad pedi un teléfono con cámara y ni eso me llegó.
miércoles, febrero 14, 2007 a 6:14 pm
Lacafana
y bueno pero mientras esperas tu telefono con camara…
lo puedes ir contando con palabras, como ahora, y listo.
miércoles, febrero 14, 2007 a 9:26 pm
Pal
también es cierto, pa’eso tengo blog… (punto para la comentatista)
viernes, febrero 16, 2007 a 5:42 pm
Lalodelce
Los colores se diluyeron en los días que viví de dolor extremo. Por ejemplo cuando mi marido murió, literalmente los colores eran deslavados, me imagino que la tristeza es tal que no hay brillo por afuera, y el mundo exterior deja de tener un rol protagónico. Los sentimientos extremos nos permiten contactarnos profundamente con nosotros mismos. Estoy totalmente de acuerdo en que la fe no es prerrogativa de la religión.
viernes, febrero 16, 2007 a 8:11 pm
Maestruli
Qué cierto y qué bonito lo que relatás Pal. Justo en estos momentos que estoy viviendo mi propia película, y por cierto bastante complicada…
sábado, febrero 17, 2007 a 12:00 am
Pal
Ay! Lalodelce, y sin embargo solo si tenemos fe en que todo tiene algún sentido, o que seremos capaces de encontrarlo podemos sobrevivirlo.
sábado, febrero 17, 2007 a 12:03 am
Pal
Maestruli! apareciste, que rico… espero que tu película sea interesante y que tengas mucha fe, de esa que tranquiliza… nada de esperanzas que agitan y nos suben y nos bajan, sino esa fe que nos serena. Que no te tiemble la mano. Un beso.
(que curiosidad que me dió…)