Había una vez un niñito que dijo tanto que NO, que se le perdió el SI. Un día se levanto y empezó a buscarlo. Ese fue un día espantoso, parecía que no iba a terminar nunca.

No fue fácil, y como lo sigue usando poco, todavía a veces da miedo que se le haya perdido de nuevo. Por suerte no es tan difícil volverlo a encontrar porque casi siempre lo deja al lado del chocolate puro, sin almendras. Y sino siempre se puede mirar por el lado de los legos.

Además los demás ya están medio acostumbrados a que se le pierde y simplemente toman un NO como si fuera un SI y listo. Como él no es un niño tonto acepta al final esta posibilidad. Y se toma la leche que le sirvieron, se acuesta temprano, se lava los dientes después del almuerzo y así.

A veces el niño este, ensaya a decir que SI, así no más; para que no se le olvide, y porque también puede, claro. “¿Cenamos?” Le preguntan y dice: Si. Sin más. O “¿ya hiciste la tarea?” Si, dice el niño.

Claro que igual hay veces que ni caso de encontrarlo. Lo peor es cuando ni él sabe donde lo dejó, o no tiene idea por qué fue que se le perdió. Pasa. En estos casos ayuda una pausa y un poco de música. Un buen paseo también puede ser. A veces hay que llorar un poco, está bien, no es tan terrible.

También le pasa que se relaja y dice SI, sin pensar. Por ejemplo “¡a bañarse!” y él que está viendo los monitos en la tele dice “¡si!, ya voy”. Y cuando el agüita caliente ya llenó la bañera es demasiado tarde para hacer escándalos por un NO que no vale la pena; y a lo mejor puede ser que hasta se lave el pelo.

A veces está cansado también, y deja que otros decidan por él si era un SI, o era un NO.

De todas formas la mamá está convencida que será con el SI, como con los porotos verdes. No los podía ni ver y con el tiempo de tanto verlos en el plato aprendió a comerlos y ahora hasta le gustan. Y si es así, no hay que preocuparse tanto del asunto.

Pero el niño sabe que hay NOs que son de él, que nadie se los puede cambiar, que ni la mamá, ni la profesora, ni papá lo podrán convencer de un SI. Pero esos se identifican clarito, porque vienen desde dentro, desde su ombligo. Y no son tantos tampoco. De esos no hablamos en este texto. Esos son los NO desde aquí a Punta Arenas.

De los otros lugares con NO, también hay algunos donde un SI no podría entrar jamás. Por ejemplo:” ¿quieres un poco de tomate?” Eso si que está clarísimo, solo cabe el NO. Pero para qué le preguntan también poh!
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