A veces pienso de golpe y en medio de la noche en mi país y mi sentimiento es igual que la poesía esta de Heine: “Denke ich an Deutschland in der Nacht…” (Pienso en Alemania por la noche…)
Hace años me subí a un avión y al lado me tocó un bogotano muerto de nostalgia y abrumado por lo que se le venía encima en cuanto pusiera el pié en su ciudad, después de 10 años de vivir en Suecia. Un poco arrancando de la violencia en su país, un poco tentado por la aventura, había empezado su viaje en la República Democrática Alemana para rematar, caída del muro por medio, en Estocolmo. Allí vivía, casado con su novia de la infancia que lo había seguido hasta allá. Y ahí estaba él ahora, solo, volviendo a casa de visita y después de 10 años de ausencia. Estaba hecho pelota por dentro y no lo juzgo mal por haberse recetado una cantidad de whiskys considerable como anestesia local, y terapia de conversación con la pasajera del lado, yo, que algo parecía entenderle de las circunstancias en que se debía estar para recibir una beca al bloque oriental en los 80tas. La cosa era matar el tiempo antes de que este lo matara a él.
Así las cosas, y después de más de 10 horas de vuelo juntos y mucha historia más tarde, volvió sus ojos y sus pensamientos hacia lo que vería en breve, después de tantos años: la meseta que es Bogotá. Su Bogotá, me explicó, es verde, increíblemente verde. Me contó del cielo, de la cordillera, del clima. Y de su madre, que se había vuelto vieja esperándolo. Reproches que se volvieron viejos, amores que se volvieron antiguos, luchas que ya no existían a pesar de haberle dirigido la vida durante tantos años. Me marcó su descripción para el resto de mi vida.
Cuando apareció Bogotá por la ventanilla yo apenas podía creer que fuera verdad esa visión: en medio de la inmensidad dura y seca, esa olla verde que era su ciudad. Sentí que yo también volvía junto con él al lugar de su infancia. Pobrecito.
Cuando yo vuelo desde Buenos Aires a Santiago en la última etapa de mis regresos a Chile y veo terminar la pampa argentina y empiezo a atravesar la cordillera que se va tupiendo con una cadena de cerros tras la otra, me baja una emoción incontrolable. Nunca he podido evitar llorar. Es simplemente volver a lo que nunca volverá a ser, y sin embargo ahí está lo eterno la cordillera, la nieve y el inmenso mar pacífico.
La contradicción que nos presenta la eternidad de la naturaleza contra el suspiro que es nuestra existencia, es brutal. Eso y muchas cosas más son las que me conmocionan en ese momento. Igual que al bogotano. El paisaje es un símbolo, es lo único que verdaderamente “quedó” de nuestro pasado.
Heine dice en su poema algo muy bonito sobre esto, el sabe que cada vez que vuelva, Alemania lo estará esperando con sus bosques, con su tierra, con su cielo, pero esa certeza se acaba si piensa en su madre. Los seres humanos somos perecederos, los seres humanos no somos piedras, ni paisajes, los seres humanos pasamos y desaparecemos, no se puede llegar y volver cuando se quiera a los brazos de los que queremos. Los fantasmas de los amigos enterrados en la patria ya son tantos, dice Heine, y esto es lo que le quita el sueño si piensa en mitad de la noche de pronto en su país: ¿Quién estará allí para ser abrazado cuando el vuelva?
El poeta no volvió, murió en Paris hace ya más de 150 años. Yo como él sé que los países no son el paisaje sino su gente, y cuando sentimos nostalgia lo que queremos es volver a abrazar a esos que sientes indispensables porque los quieres, desde la profundidad y certeza que te da haberlos querido siempre. El resto son recuerdos.
Nachtgedanken
Denk ich an Deutschland in der Nacht,
Dann bin ich um den Schlaf gebracht,
Ich kann nicht mehr die Augen schließen,
Und meine heißen Tränen fließen.
Die Jahre kommen und vergehn!
Seit ich die Mutter nicht gesehn,
Zwölf Jahre sind schon hingegangen;
Es wächst mein Sehnen und Verlangen.
Mein Sehnen und Verlangen wächst.
Die alte Frau hat mich behext,
Ich denke immer an die alte,
Die alte Frau, die Gott erhalte!
Die alte Frau hat mich so lieb,
Und in den Briefen, die sie schrieb,
Seh ich, wie ihre Hand gezittert,
Wie tief das Mutterherz erschüttert.
Die Mutter liegt mir stets im Sinn.
Zwölf Jahre flossen hin,
Zwölf lange Jahre sind verflossen,
Seit ich sie nicht ans Herz geschlossen.
Deutschland hat ewigen Bestand,
Es ist ein kerngesundes Land,
Mit seinen Eichen, seinen Linden
Werd ich es immer wiederfinden.
Nach Deutschland lechzt ich nicht so sehr,
Wenn nicht die Mutter dorten wär;
Das Vaterland wird nie verderben,
Jedoch die alte Frau kann sterben.
Seit ich das Land verlassen hab,
So viele sanken dort ins Grab,
Die ich geliebt – wenn ich sie zähle,
So will verbluten meine Seele.
Und zählen muß ich – Mit der Zahl
Schwillt immer höher meine Qual,
Mir ist, als wälzten sich die Leichen
Auf meine Brust – Gottlob! Sie weichen!
Gottlob! Durch meine Fenster bricht
Französisch heitres Tageslicht;
Es kommt mein Weib, schön wie der Morgen,
Und lächelt fort die deutschen Sorgen.
29 comentarios
Comments feed for this article
miércoles, May 2, 2007 a 2:07 pm
Ginger
Es que lo único real y nuestro, es la tierra en la que nacimos, Pal. A pesar de lo que me enojo con Argentina, yo no podría irme de aquí.
miércoles, May 2, 2007 a 8:15 pm
Pal
La poesía de Heine describe de una manera nostálgica y enamorada su tierra, pero el dice que no és eso lo que realmente le preocupa sino «SU» gente, su madre en primera linea, esos son los que lo desvelan… digo Gin, porque esos son a pesar de lo que me produce el paisaje, mi patria. No es la tierra aunque esta es un bonito símbolo, pero esa sobrevive, está, sino la gente entre la que crecí que desaparece lentamente.
miércoles, May 2, 2007 a 11:18 pm
Laura-cr
Yo creo que también tienen una parte muy importante las vivencias, yo paso frente al parque de mi infancia y para mí sería un parque más si no fuera por todo lo que viví ahí. No es tanto el lugar sino lo que viviste ahí. Por eso da esa desazón cuando volvés y comprobás que «nada va a volver a ser como antes». Y no sigo porque me entra la nostalgia en serio, por eso nunca ordeno mi closet, porque siempre me encuentro con recuerdos de todo tipo y lloro como Magdalena. Soy sensible, qué se le va a hacer.
jueves, May 3, 2007 a 12:21 am
el_tipo
«las circunstancias en que se debía estar para recibir una beca al bloque oriental en los 80tas»
(?)
¿Deshauciado?
;-)
Verdaderamente conmovedor.
jueves, May 3, 2007 a 5:16 am
Patomusa
Cuando se me pase el nudo en la garganta vuelvo.
Besotes!
Pato
jueves, May 3, 2007 a 8:07 am
Pal
Laura- cr: eso se llama «el país de la infancia» y es del que todos tenemos nostalgia… (es el nombre de un libro?… un poema? de algo me suena…)
el_tipo: en el fondo, si, medio deshauciado…
Patomusa: mmmh… beso…
jueves, May 3, 2007 a 8:22 am
Pal
a todos: Lo que es ser obsesiva! esto es de A. de Saint-Exupéry, Laura, lo busqué… «yo soy de mi infancia como de un país»… la infancia es un territorio físico y emocional, y la cosa es que «la infancia es la patria de todos los hombres»… dicen que está en su libro «Terre des hommes»… y que su actitud humanista pide una cierta «conciencia de participar en la contrucción del mundo». El libro no lo he leído… a ver si paso por la biblioteca de mi ciudad…
jueves, May 3, 2007 a 3:55 pm
Maestruli
Querida Pal,
también me emocioné muchísimo al leerte, es de lo mejor que has escrito (a mi gusto. O quizás porque me tocó de cerca). Al describir tu paso por Buenos Aires y contar lo que te emociona ver la cordillera, me acordé de mis vueltas a Buenos Aires. Me gustaba volver de noche, ver esa planicie de luces infinitas que es Buenos Aires de noche. Y también se me piantaba un lagrimón.
Curioso, porque Buenos Aires en realidad es el no-paisaje, una simple planicie llena de casas, edificios, y luces en cuadrícula. Simplemente el río la recorta.
Ahora vivo aquí, pero siento nostalgias de otros lugares donde viví. En realidad es la nostalgia de la gente, como vos muy bien decís. Me recuerda mucho a un texto de Hernán Casciari, muy bien escrito también, sobre estos mismos temas.
Un beso grande.
jueves, May 3, 2007 a 4:25 pm
Pal
Gracias Maestruli… ya me gustaría tener el humor de Casciari!… a mi la cosa siempre me sale densa y me da pudor publicar por eso, no me gusta latear… pero pa’que tengo blog!… en todo caso, ese poema de H. Heine lo releí por un comentario que alguna vez hiciste en Orsai… y desde entonces me tortura y acompaña… un beso.
jueves, May 3, 2007 a 5:46 pm
Patomusa
Volvi…
Me pasa lo siguiente, me fuí y me llevé conmigo todo eso, familia amigos, lugares, vivencias y al regresar, tenía la inocente ilusión de encontrarlos igual, esperándome y no fué así. Los amigos, la familia están, por supuesto, pero ellos también han cambiado y la añoranza sigue existiendo y como bien dijo Maestruli, Buenos Aires es un no paisaje y con los años los cambios se notan, yo los noté y extraño muchas cosas. Y de golpe entendés que no pertenecés a ningún lugar, es todo recuerdo… Es raro, pero me duele más volver y que la realidad se siga alejando de esas imágenes, que añorar…
jueves, May 3, 2007 a 6:31 pm
Laura-cr
Ahhhh, qué tierno!!! Yo leí El Principito pero hace mucho, cuando aún habitaba ese maravilloso país. Tendré que leerlo de nuevo. También te recomiendo la peli como complemento, está exacta al libro y muy bien hecha.
A mí me gustaría que alguna vez, en lugar de tomar vacaciones comunes, me dejaran irme dos semanas o un mes «al país de los ocho años». Si bien todas las edades tienen su parte linda, la verdad es que ser niño es maravilloso.
jueves, May 3, 2007 a 8:08 pm
Pal
Querida, querida Patomusa… que complicado es el ser humano! a mi me pasa como a ti… aunque la historia de mi familia me repetía que tu sales y nunca vuelves, una nunca puede preveer lo que le va a doler darse cuenta… luché porque no me pasara pero… me pasa exactamente lo que a ti, es un viaje extraño este, el que se hace de vuelta… por eso, es la naturaleza, o el paisaje en el caso de las ciudades, lo que nos recuerda que fuimos nosotros los que nos fuimos y somos nosotros los que (no podemos ) volver… yo en los hechos, también he preferido la añoranza… igual que Heine por lo demás.
Laura-cr: he leido el libro cienmil veces, como Alicia en el país de las maravillas, a todas las edades… un día voy a mostrar la lista de los libros que me acompañan, no son muchos… podemos cotejar… y lo del país de la infancia, atención que está en «terre des hommes», no en el principito. Y la biografía del tipo este también es decidora, su hermana tiene un libro sobre ese tiempo que fue mágico para ellos… etcetcetc.
Un beso a las dos.
jueves, May 3, 2007 a 9:30 pm
Ginger
Sí, Pali. Me expresè mal. Me refería a lo propio, los amigos, familia, coterraneos, etc. Quiero decir, no al pedazo de tierra en sì, sinò a lo que hay arriba.
jueves, May 3, 2007 a 9:34 pm
Pal
Y yo Gin, había jurado no salir de ahí, porque ya había visto a los que en mi familia vivieron decadas fuera y volvieron… no quería ni ir a la esquina… mis últimas palabras fueron: Mami, voy y vuelvo…
jueves, May 3, 2007 a 11:59 pm
Maestruli
Y yo cuando tenía 18 y dije que quería ser científico, absolutamente todos me dijeron «te vas a tener que ir de este país». Y yo dije «ni en pedo!». Y bueh, a los poquitos años armé valijas y estuve por diversos lugares.
Pero a mí me gusta la nostalgia. En realidad al irse afuera los cambios son más contrastantes, pero están siempre. Y los acepto. Quizás soy un bobo, que tuve una infancia ni buena ni mala, o que mi vida se dio así, pero siempre pienso que lo mejor está por venir. Entonces no me da tristeza recordar viejas épocas, me da un calorcito y me saca una sonrisa.
viernes, May 4, 2007 a 8:40 am
pal
Maese… me carga la nostalgia! la odio… y quizá justo por eso se me acumula… yo si me fuera de Alemania, del pequeño pedacito en el que vivo me llevaría unos recuerdos que me harían sufrir igual… un día de nieve, jugar a la bochas por el campo… y mis muertos acá… o sea, lo reconozco: soy yo también la pesadita… cuando era chica y había un terremoto en mi país, yo me pasaba la noche pensando que si tuviera un avión salía ca… de ahí… pero entonces empezaba a meterle gente para salvarlos/nos, mi mamá y papá, mis hermanos, sus parejas, sus hijos, mis y sus amigos y susparientes lejanosycercanosylosvecinos yquevaaserdelperrooooodiósmio!!!!!!
e cosi via, hasta que todo se volvía ridículo e imposible (?)… hasta el día de hoy… una fidelidad asquerosa, basada en lo que hemos vivido juntos… un asco, puaj! Claro que yo soy la que tiene la casa, para cuando quieran pasar porque yo eché raíces ahí a donde fuí, que no fueron muchos lugares que digamos…
Me parece fantástico que tu seas del futuro, en serio… ya me gustaría a mi!
Un besote.
viernes, May 4, 2007 a 4:07 pm
Barluz
Me puso piel de gallina tu post, primero por Heine, porque en una epoca lo leia todo el tiempo. Y despues por el estar lejos, por la tierra de uno, por todas esas cosas que uno se plantea una y otra vez al vivir lejos del pais de la infancia. Mis abuelos se fueron de su tierra natal, dejaron a toda su familia y nunca mas pudieron volver ni volver a verlos. Y supongo que algo de eso debe jugar en mi tambien cuando siento el desgarro de la lejania. Y sin embargo uno se va construyendo tambien, armando su vida actual en un lugar lejano pero maravilloso, al que uno va poblando y al que seguramente extranaria terriblemente si se fuera.
En fin, tantas cosas… en todo caso, felicitaciones!
viernes, May 4, 2007 a 6:08 pm
sonia
Qué puedo decir?
Siempre entendí a mi viejo, que fué arrancado de su tierra a los 14 años y a la cual jamás volvió, la nostalgia y el dolor que sentía en el pecho por extrañar aquellas cosas que jamás pudo reemplazar acá.
Mucho más lo entendí, cuando debí sufrirlo en carne propia.
El cielo no es el mismo.
viernes, May 4, 2007 a 7:18 pm
Pal
Barluz son un montón de cosas, cierto, y no son fáciles de organizar… una terapeuta de familia me dijo una vez que muchas veces los nietos «sienten» la necesidad del «regreso» que los abuelos hubieran deseado… aquí en Europa hay un continuo ir y venir de pueblos, y una vez una mujer me decía que las últimas dos generaciones en su familia habían abandonado el lugar de su infancia- alemanes a Rumania, rumanos (alemanes) «de vuelta» a Alemania y suspiraba…
Y otra cosa: que traducción de Heine leías? me interesaría verlas, es tan difícil traducir a Heine
Gracias por las felicitaciones… y la piel de gallina.
Soni, si, el cielo no es el mismo… está al revés… yo como Barluz tengo una existencia por acá, una historia II, y así estoy tratando de integrar historia I con II. Tengo un tio, cuyo padre llegó a la Argentina a la edad del tuyo pero SOLO en un barco… es que también hay migraciones y migraciones! Yo me vine feliz de la vida, no conté eso si con algunas consecuencias lógicas… en mi próxima vida lo haré todavía mejor.
viernes, May 4, 2007 a 8:25 pm
Maestruli
Pal! No te me tires abajo! El post que yo pensaba de Hernán era éste:
haga click
y no es gracioso, es muy duro el final. Y vos también aportás cierto humor al describir a este bogotano nostalgioso.
Así que releíste a Heine por un comentario mío en Orsai? No lo recuerdo ahora, pero me hace sentir honrado. Me podrías decir cuál ese poema del que hablás acá? A ver si recuerdo algo del alemán…
Y bueh, ojo, quizás acá me hago el superado con eso de que miro para adelante. Pero que tuve bajones, los tuve también. No sé, suelo pensar siempre en lo idiota que era de adolescente y de joven, y bueh, no es que ahora sea un faro de sabiduría, pero veo que la experiencia me enseña y que algo aprendo de ella. Sobre todo a no hacerse mala sangre por pavadas. Por eso creo que lo mejor, en realidad el disfrutar mejor de las cosas, está siempre adelante, y también en el aquí y el ahora. La vida es generosa.
Pal responde: cierto Maestruli! es duraZo… y cierto también, es lo mismo pero dicho distinto. Gracias por el link
viernes, May 4, 2007 a 11:06 pm
amc
Yo, sin haber salido; me fui. Y eso es peor que la distancia (creo), no querer estar en donde nos quieren es una de las peores cosas que pasé. Si no fuera porque me reconozco estúpida, estaría en el manicomio. Me encantó también lo que escribiste y los comentarios…. nostalgia pura. Beso y abrazo
PD. Gracias por seguir visitándome, en estos 2 meses tengo más trabajo que en los otros 10 juntos, pero ya me doy un ratito… más besos.
sábado, May 5, 2007 a 12:12 am
Anaik Frita
Tengo un hermano que se fue a México, con su esposa, y allá nació su bebé. Y me pasa que lo quiero un montón, lo extraño muchísimo y simultaneamente lo odio por haberse ido, por haberme dejado sin los abrazos que quiero darle a él y al bebé, al que nunca todavía he podido tener a upa…
Y cada vez que mi hermano viene de visita, estoy como 2 días sin poder hablarle, de la bronca que le tengo, por el abandono, por darme minutos a cuentagotas…
Pero lo quiero con todo el alma!!
No se si alguna vez pueda «conformarme» con fotitos digitales. Me tomo todo muy a la tremenda…
sábado, May 5, 2007 a 5:02 am
Paco Achaval
Muy bueno Pal!, y si “a mi la cosa siempre me sale densa” que se la aguanten!, quien quiere leer que lea, je, je.
En Argentina, son muy pocos los que no tienen abuelos nostálgicos de su tierra; la hermosura de los paisajes van muy ligados a nuestros buenos recuerdos, a lo que dejamos atrás por obligación o sueños, en realidad son como los amores imposibles; tengo un amigo que añora su Corrientes natal, nacido en la pobreza, criado con necesidades básicas, en un terreno normalmente inundado, con poca vegetación; hoy vive en Santa Fe, mucho mejor con una familia formada, pero sus vacaciones obligadas son sus esteros del Iberá.
sábado, May 5, 2007 a 5:40 pm
Pal
Maese, aquí te voy a poner el poema, pero en alemán… pido disculpas a todos, es que Heine es un mago, un mestro del idioma y de la ironía, y cuando lo traducen me parece un romanticón sin sal… por eso cuando encuentre una buena traducción prometo mandarla por mail! Yo no soy capaz de traducir su música y conservar su riqueza de vocabulario y su fina ironía. Perdón.
Ahora en eso de mirar para adelante y en disfrutar, estamos de acuerdo, que me de nostalgia podrida no significa que no valore mi juventud (perdida, ay!) en este país. Aquí me convertí en adulta y tengo amigos y gente a quien he aprendido a querer y que me quiere, he hecho experiencias y me he desarrollado. Y eso también valió la pena.
Yo estoy agradecida de que la vida sea misteriosa.
Adriana, es cierto!!! eso es lo que uno arrastra: no querer estar en donde nos quieren… es una frase llena de poesía… pero una siempre tuvo sus razones… y a veces no hay otro camino o por lo menos ese es el nuestro… volvemos a lo mismo de siempre, una cierta confianza en la vida es super necesaria.
Y como le digo a mi hijo, tu podrás hacer tonteras, pero tonta no eres.
Anaik, solo te cuento una cosa y ojalá no la léa mi hermano… él vino a Londres a estudiar 6 meses y no tuvo tiempo de visitarme… no sabes lo que eso significó para mi… si pasó a Madrid a ver unos amigos… a veces pienso que a los hermanos hay que esperarlos de bajadita, cuando los niños crezcan, cuando se den cuenta de quién es la familia que les va quedando… la siguiente vez que vino a Londres fui yo a verlo.Tuve que tomar la desición de no picarme. Por eso te entiendo bien y si uno no se toma los grandes amores a la tremenda entonces qué???
Paco: GRACIAS por lo de la densidad… al final uno es como es… y lo de tu amigo… es que es así! qué locos que estamos los seres humanos. Su solución, en todo caso, me parece ideal. Vivir donde lo llevó su mejor destino y hacer vacaciones en lo mejor de su niñez. Ya me gustaría.
lunes, May 7, 2007 a 1:23 am
Maestruli
Pal querida!
Me encanta que me digas «Maese»! Así me llaman algunos grandes amigos. Parece como si les hubieras leído el pensamiento…
lunes, May 7, 2007 a 8:29 am
Pal
Maese: muac! :)
lunes, May 14, 2007 a 11:05 pm
Lalodelce
Me gustó tu análisis, Pal. Sobre todo porque ha sido como poner palabras a los pensamientos de, me imagino muchos, de los que vivimos lejos y de alguna manera desraizados.
Es que cuando los muertos son muchos -volver a qué? uno se pregunta. Lo intemporal, el paisaje está ahí, estará ahí; pero y los abrazos? Nunca más. Entonces, para qué volver.
Obviamente otros tienen motivos de sobra para volver y montones de abrazos que recibir.
Además también están aquellos que fervientemente han comenzado a construir en otra parte; como en un ansia obsesiva de tener algo a que aferrarse o a dónde aferrarse, porque lo único que queda del lugar que una vez dejaron son memorias, que además se van diluyendo con el tiempo.
martes, May 15, 2007 a 8:40 am
Pal
Lalo: Igual yo soy de las que se quedaron en medio del océano… no será muy sano, pero es así. Debe ser porque igual parte de mi identidad sigue explicádose en ese país al otro lado del mundo, y sigue siendo incomprensible por acá.
Pero tu análsis de lo que mi texto dice es cierto.
lunes, octubre 22, 2007 a 3:38 pm
viva la patria! « Bosque de Palabras
[…] fue importante en la formación de uno como persona, como en el poema que ya nombré por aquí de Heine a su patria… o como para el colombiano ese del avión en la misma historia, tampoco se habla del […]