Después de darme unas cuantas vueltas por ahí tratando de que se me ocurra alguna historia entretenida que contar y no otra de mis reflexiones… me quedé pensando- si, reflexionando, lamentablemente- ¿cuándo es que se tiene derecho a la tristeza? O ¿cuándo es que se tiene derecho a sentirse “salvado” al comparar tu destino con el ajeno? Puede ser que nunca.
Pensaba que tengo una amiga que se amarga por tener un empleo para el que está veinte veces sobre calificada, pero que es el que le salió sin tanto buscar y le permite atender a un precioso y sano bebito. Ella alega y está retriste. ¿No tiene derecho esta mujer con sus títulos a amargarse porque en este país no existen las salas- cuna, ni la comprensión social para con las madres de niños bajo los 3 años que los dejan al cuidado de otros? No es problema de hambre o vivienda, ni menos de vida o muerte, es otro tipo de dolor, es el de la pérdida de parte de sus ilusiones.
Tengo un montón de amigas que no tuvieron hijos y que se sentirían felices de estar como está ella. Además su trabajo tiene sentido. Yo se lo envidio.
Tengo una amiga que murió con 49 años de cáncer. La primera vez que le apareció, su hija tenía 6 o 7 años. Cuando murió, su hija tenía 19, acababa de terminar la escuela y tenía además un novio muy buen chico que supo acompañarla en esos momentos. Mi amiga murió agradecida del tiempo que tuvo para criarla, y es una de las cosas que más consolaba a la hija, saber que estuvieron juntas más allá del tiempo conflictivo de la adolescencia y que ella llegó a “encaminarla”.
Cuando yo tuve algunos problemas con el crédito de la Uni o con cualquier otra cosa que se hubiera resuelto con dinero- que no había- mi madre no me dejaba salir con un “¡que mala suerte!” me cortaba enseguida con la siguiente frase: “¡tú no sabes la suerte que has tenido en la vida!”
Y claro que tenía razón. Ella había sido una niña pobre que había sido incluso separada de su madre, por un tiempo, para que esta trabajara más y mejor. Su ideal de felicidad estaba profundamente traspasado por la inmensa alegría de poder estar con su madre. Yo no fui pobre, yo no tuve que separarme de mi mamá, ni pasar hambre. ¿De qué me quejaba?
Un viernes de hace algunos años llegó una carta con el diagnóstico hecho a una mancha como una cicatriz hendida que tengo en el muslo, y que en esa época estaba en crecimiento. Había estado dos años escuchando explicaciones del tipo: “una picada de garrapata que derivó en esto.” Pasé por varios y distintos médicos y tratamientos que busqué y me decidí a autorizar al ver que se empezaba a hundir.
La carta que era de la clínica y para mi dermatóloga, hablaba de anticuerpos y de la necesidad de revisar que el hígado no estuviera comprometido. Fue un fin de semana horrible, que no voy a olvidar nunca, pensaba en mi hijo y en lo injusto para él si yo llegaba a morirme de eso. A sido la única vez en mi vida que me he sentido así.
Al lunes siguiente me enteré de que no, no era la forma maligna, de que no, que no hay tratamiento, solo algunos intentos para parar el crecimiento. Pero que lo mejor que podía hacer era pensar positivo. No es que haya pruebas de que esto ayude, ni tampoco de que así no sea, o de que así se vaya a quedar el asunto. En realidad nadie sabe nada, yo tampoco. Gracias.
Saqué miles de conclusiones de esta etapa, pero la única que hoy quisiera comentar es que me liberé de tener que callarme si lo que me duele es ¡una uña encarnada del pié! Me liberé de no poder preguntar y preguntarme ¿por qué? Me quejo, me informo, hago lo que necesito hacer y, hasta ahora, me sano.
De esa mancha no, ella se queda y de vez en cuando me da miedo, pero no son muchas las veces que me pasa. Ella no tiene mayor injerencia en mi existencia, aunque ahí está.
Ese es mi camino y con el estoy sanita y contenta de la vida.
Igual no puedo evitar estar agradecida.
38 comentarios
Comments feed for this article
miércoles, septiembre 26, 2007 a 12:53 pm
Pal
el título se lo dedico a Bart, que fué el que lo inventó…
miércoles, septiembre 26, 2007 a 2:55 pm
fabiopower
Gracias «PAL»…la verdad estoy saliendo de una y estoy reuniendo las pocas fuerzas que quedan. Lo que no te mata te hace más fuerte. Esperemos!
miércoles, septiembre 26, 2007 a 2:59 pm
Pal
Gracias por pasar Fabio. Y que salgas de la que sea que te haya tocado enfrentar… ya sabes: patria o heridos leves! venceremos o por lo menos agarramos algo!
miércoles, septiembre 26, 2007 a 4:25 pm
Baterflai
El padecer callado muchas veces se confunde con algo honorable y honroso, como si la obligación de ser «mártires-por-algo» fuera del orden de «lo necesario» en la vida. ¿Ese «orden-de-lo-necesario» del sufrimiento está forjado por quiénes? ¿Quién se arroga el derecho de decir por qué se sufre y por qué no?
¿Hay un «deber-sufrir» y un «deber-no-sufrir»?
La singularidad de cada uno trasciende esa homogeneización y muchas veces quienes debieran tenerlo en cuenta porque bajo su mirada se desarrolla ese sufrimiento, tienen por objeto otros horizontes que quizás sean humanos, pero escondidos están tras las prácticas e intereses propios.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 5:09 pm
Soledad
Todos tenemos derecho a expresar lo que nos duele, lo que nos da bronca, lo que nos enoja, a compartir con alguien nuestro sufrimiento. A buscar un poco de empatía, a veces sólo eso hace falta para sentirnos mejor.
Mi madre era de rara para consolarnos cuando nos quejábamos por algo, decía «hemos venido a este mundo a sufrir». Personalmente prefiero la frase de tu madre.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 7:24 pm
Laura-cr
Este tema es bien «explotable» y hablable, también. Yo viví (vivo) en una familia muy conflictiva y soy de las pocas personas que hubiera deseado de verdad que sus padres se hubieran separado. Eso hubiera evitado mucho dolor. Y nunca entendí a esos que lloran y se revuelcan por el divorcio de sus padres.
Cada cual sabe qué lo hace feliz o infeliz y decirle a otro que llora por nada es odioso. Si esa persona no es adicta a la queja entonces quiere decir que sí está sufriendo de verdad. Recuerdo hace unos meses que me hice rayitos con una peluquera alemana, por cierto, y la señora me hizo un desastre. Tuve que esperar 3 días para que otro peluquero me lo volviera a dejar normal, pero no sé ni cómo describirte lo que sufrí con eso. (Además de sentirme estafada y engañada por la ruca esa). Alguien que perdió un apierna en un accidente podría decirme que lloraba por tonterías, pero bueno…como dice Ginger…siempre habrá alguien que esté peor…eso no quiere decir que llorés por nada.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 7:24 pm
suigeneris
MIrá, yo he estado tantas veces a puntito de morirme de una hipoglucemia que para mí cada día es un regalo. Y total, en cualquier momento viene la guadaña y zas, sin más, sin esperarlo, incluso puede que en el mejor momento de nuestra vida podría ser. Así, zas!!
Así que… mejor no darle vueltas y vueltas y vueltas, y si no, mejor preguntale al Dr. House por la mancha esa, a ver qué te cuenta. Visualiza esto y se te pasarán los males.
Ánimo y suerte!!
miércoles, septiembre 26, 2007 a 7:45 pm
Maestruli
Hola Palita, perdoná que hacía mucho tiempo que no pasaba por tu casa. Vaya tema el del sufrimiento y la queja. Creo que te conté sobre una situación que pasé algo similar, de una semana horrible que pasé llena de incertidumbre. Para nadie es deseable eso. Finalmente y por suerte terminó bien ese asunto. Aunque de ese sufrimiento aprendí mucho, aprendí que puedo ser fuerte.
Ojalá que esa mancha se reduzca o se quede ahí sin hacer nada. En todo caso adhiero a Suigeneris, en cualquier momento se nos puede venir el final. Y lo relaciono con tu post anterior. Antes yo también era de ahorrar mucho y de criticar a los que gastan más allá de sus posibilidades. Hoy en día los comprendo, mientras se pueda vivir el presente sin preocuparse demasiado, pues creo que esa es la mejor actitud.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 7:47 pm
Beya
Lógico. Uno tiene muchas cosas por las que estar agradecido, pero también tiene derecho a estar triste o a sufrir cuando la ilusión se escapa de las manos.
La vida es una sucesión de inconvenientes por superar. Por eso hay que vivr los momentos de felicidad plenamente, porque son pocos.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 7:50 pm
Maestruli
Ah Pal, me parece que en esta frase
…mi madre no me dejaba salir, con un “¡que mala suerte!” me cortaba enseguida con la siguiente frase: “¡tú no sabes la suerte que has tenido en la vida!”…
hay una coma puesta en el lugar incorrecto en esta frase. Creo que debería ser:
…mi madre no me dejaba salir con un “¡que mala suerte!”, me cortaba enseguida con la siguiente frase: “¡tú no sabes la suerte que has tenido en la vida!”…
miércoles, septiembre 26, 2007 a 8:11 pm
Maestruli
Beya, los momentos de felicidad no son pocos, son más de los que creemos o nos hacer creer. Esa frase de la madre de soledad «vinimos a este mundo para sufrir» la tenemos demasiado incorporada en nuestra cultura. Ese es el primer incoveniente a superar, y luego todo es más fácil.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 8:35 pm
Ashiku
Exactamente lo mismo que diría mi mamá decía la tuya, Pal, y la mía también tiene razón ya que tanto ella como mi viejo pasaron infancias de miseria y hambre.
Con respecto al dolor, a mí tanto algún sicólogo con el que he hablado como algún medico que me ha tocado, dicen que tengo un umbral de dolor muy alto, que por lo que otro estaría chillando yo digo «vamos bien, vamos bien», ja ja, por lo que suele parecer que no tengo problemas.
Yo tuve muchos trabajos, todos relacionados con mi profesión. Cuando me sentí desperdiciada traté de buscarle la vuelta para proponer cosas, generar cosas, y que se notara que yo estaba para más. A veces no lo vio el que tenía que verlo, pero siempre, siempre, lo vio alguien y ese alguien lo recordó y me tuvo en cuenta para otras cosas que fueron espectaculares.
A esta altura, no hay nada que me parezca m´s importante que ser mamá con tiempo para ello. Si el trabajo me lo permite, estoy feliz. Pero claro, es mi historia y a esta edad…
Igual, en todos lados se aprende, o se saca algo positivo si uno quiere. Yo de un trabajo espantoso saqué un amigo de fierro, super especial, que me hizo ver y entender muchas cosas de mí misma que no me daba cuenta. Entonces el saldo de ese trabajo fue más que positivo.
miércoles, septiembre 26, 2007 a 9:29 pm
DudaDesnuda
A sentirnos salvadas, no sé. Yo nunca me siento salvada. Será que tengo algo de tragedia griega o de andaluza, no lo sé.
Creo que la tristeza nos invade sin permiso y aunque sepamos que somos injustas con nuestras quejas, la tristeza nos puede. Al menos a mi me pudo.
Besos y permisos
miércoles, septiembre 26, 2007 a 11:00 pm
Barbarita
Suigéneris ya lo ha dicho todo.
Opino que la gente puede quejarse de lo que quiera, que está en su derecho, pero considero que hay niveles. Yo lo que intento es mantenerme alejada de los que hacen un drama porque en la peluquería les tiñeron el pelo de un color que no era el que tenían pensado. Un drama es un hijo muerto. Un drama es no tener con qué alimentarte. Un drama es no poder hacer nada en la vida por el motivo que sea, y cuando digo nada, digo NADA, sólo estar en una cama como un vegetal. Eso para mí sí es un drama, lo demás son cosas que implica el mero hecho de vivir y si te vas a amargar por tantas y tantas cosas que no salen como uno tenía previsto, apaga y vámonos.
Es mi opinión, lo que no quita que me fastidie estratosféricamente cuando me gasto 10 euros en un libro que luego no me gusta. Me quejo horrores si pasa eso, incluso públicamente como ya se ha visto. Pero son cosas distintas.
Beso!
miércoles, septiembre 26, 2007 a 11:43 pm
Laviga
Lo bueno de este espacio es que uno puede empezar con un:
«A mí, una vez…»
Sin embargo, no voy a comenzar así, sino con un «A mí, siempre…»
A mí, siempre que intenté quejarme por algo ante mi madre, ella me llamó floja. Y cuando quise festejar, me dijo exagerada.
Por eso nunca sé muy bien cómo va mi vida.
(y lo bueno es que ella tampoco sabe cómo voy yo)
jueves, septiembre 27, 2007 a 12:12 am
lofeo
Salud mental, que le llaman.
Me alegro también de tu buena salud física.
Un beso.
jueves, septiembre 27, 2007 a 9:07 am
Brontë
Cada uno se toma sus «desgracias» según su carácter y su forma de vida, y naturalmente la suerte que se haya tenido a la hora de nacer. Pero como nadie lo elige (dónde y con cuanto dinero, por ejemplo, naces), creo que es injusto que echen por los suelos el sufrimiento que te pueda suponer el que te salga un uñero porque tú no hayas tenido que ponerte a trabajar a los 14 años vendiendo estampitas de puerta a puerta.
Suerte con lo de la pierna… Y quéjate siempre que quieras, que el derecho a pataleta lo tenemos todos!
jueves, septiembre 27, 2007 a 10:30 am
Pal
Bater: Cierto. Las estrategias de consuelo se aprenden de niños, además en lo que dices, de la variedad, es que hay que educar al ser humano. Solo así se aprende qué penita necesita un parchecito y un beso, y que no es necesario el escándalo y el drama para que te lo den.
Sole, no, no muy consoladora la frase de tu madre… además te friega porque te deja pensando en para qué vinimos? en todo caso es el consuelo lo que las madres deberían enseñarnos, cierto? La frase de mi madre presupone que todos deberíamos vivir la miseria para poder tener derecho a sentimientos, y que solo hay (intento de) consuelo para las grandes penas. Incomprensible para un niño, y no precisamente un buen deseo.
Tampoco esta frase es el simple besito y el parchecito que era necesario en un caso así.
Lau, entiendo, a una no le da el ataque por el pelo, sino por la arbitrariedad que se le comete. Aquí si mi mamá sabía consolar: el pelo crece hija!
Sui: visualizar? …qué?… no entendí… otra cosa, si voy a andar visitando médicos de la tele, mejor visito directo al del Enterprise!! Ese saca el aparatito me borra la mancha, me la rellena, me pone un mejor escote y me deja el pelo brillante y los dientes blancos. Ahora, creo que no leíste bien (ya sé que soy un poco laterita con mis reflexiones… ) YO NO ESTOY ENFERMA Y NO NECESITO MÈDICO. Lo que dije, mi método es: me siento enferma? voy al médico, me trato, si así lo decido y si hay tratamiento, obvio. Hasta ahora siempre me sané. Más no hay.
Maese, si me acuerdo. Fue lo mismo, un segundo de incertidumbre que enseña, si uno quiere escuchar.
Lo de la coma lo arreglo altirín. Y firmo lo que le dices a Beya. Como decía Pasteur: «suerte y un ojo educado». Hay que saber ver los momentos felices cuando se nos ofrecen.
Si, Ashi, la cosa es no llegar a dañarse por no decir «ay!» y dejar que el asunto se convierta en crisis total en dónde se pierde aún más tiempo y energías, y los gritos se escuchan hasta la Patagonia… eso es lo absurdo e innecesario…
Duda, sin reconocer que estamos tristes cuando corresponde, no nos enteramos del consuelo. Beso y parchecito para ti.
Claro que hay niveles reales Barbie, pero a uno lo hace aullar una cosa que otro logra superar. Estás en tu derecho al no querer escuchar cualquier queja, otra libertad que yo también he aprendido a tomarme. Con todo respeto eso si, pero elijo tanto mis quejidos como a quién se los escucho.
Excelente resumen Laviga, un poema. Se trata de aprender a escucharse, y como en casi todo, solo se puede aprende practicando. Queriendo mucho a mi madre y habiendo vivido siempre muy cercanas la una de la otra, no voy a decir que no se equivocó en eso, porque si, se equivocó. Y mi hermana lo sufre aún más, el síndrome de la «mujer fuerte», no se perdona ninguna, a no ser que como dice Barbie esté sin poder moverse tirada en una cama y ya no haya vuelta. Y para allá va, igual que mi abuela.
Lofeo, veo que me leíste! gracias.
Brontosauria, y para que veas, sisisisisi, mi madre trabajó vendiendo muebles desde los 14, y por qué en eso y no encerrada en una fábrica o limpiando???? Porque tuvo la inmensa suerte de ser bonita y alta para la época, y claro no era tonta. Al final la suertuda era ella.
jueves, septiembre 27, 2007 a 5:28 pm
suigeneris
Ya sé que no andás enferma, mujer… Sólo decía que imaginaras al Dr. House diciéndote una de las suyas cuando fueras a consultarle y, ja, se te quitarían las ganas de todo. Eso, si no te descubre algo infeccioso o toxigénico, claro, entonces sí es para salir corriendo a devorar lo que te quede de vida y los pocos euros de la cuenta corriente. Y entonces no te quejarás más, ja.
Anda, que te veo estupenda!!
jueves, septiembre 27, 2007 a 6:09 pm
Pal
juajajajaja no quiero ni pensar en el dialoguito que tendría con el House! no importa lo que tuviera al principio, al final sería siempre úlcera …prefiero pensar en el del Enterprise… y tiene además la ventaja de que en esa época tampoco existe el dinero…
jueves, septiembre 27, 2007 a 6:24 pm
Sonia
Qué suerte que me toca el recuadrito verde!!
Yo opino que los sentimientos están para exteriorizarlos. Lo peligroso de estar siempre quejándose por algo, es que los sentimientos se terminan transformando en «senti-mientos», quiere decir, que los demás, acaban por no creer lo que nos pasa.
Mis padecimientos, los expreso con humor, pero no dejo que queden dentro sinó, terminan transformandose en manchas en el hígado y lo peor, en el alma.
jueves, septiembre 27, 2007 a 7:40 pm
AMC
Con lo de tu amiga de 49 me vino a la cabeza un libro de Carlos Castañeda (El conocimiento silencioso), donde dice que según los brujos; la muerte es nuestro único adversario que vale la pena, es quien nos reta, y nosotros, queramos o no, al nacer aceptamos ese reto. Sin embargo, pienso que no solo ante la muerte es válido quejarse (claro, con las distancias que ya mencionó Barbarita), es más, lo considero tan saludable como suspirar o (de vez en cuando) soltar las lágrimas. Beso ;-)
jueves, septiembre 27, 2007 a 8:55 pm
Ashiku
Hay que ser tolerante con las quejas de los otros también, che. A mí si me tiñeran mal (no va a pasar porque no me tiño) o me cortan más cortito de lo que quería, lo más probable es que me dé risa y vuelva a mi casa haciéndome la loca para que se ría también la familia, pero cuando mi amiga del alma lloró por los rulos feos que le hicieron, yo la respeté profundamente.
Y no es ninguna hueca (todo lo contrario) ni pierde la dimensión de lo importante, simplemente tenía la ilusión de verse de una manera, no fue así, estaba bajoneada, le dio rabia y lloró. ¿Está mal eso?
viernes, septiembre 28, 2007 a 9:20 am
Pal
Sonia, es celeste el cuadrito.
Que los demás ya no aguanten más la quejumbre, es natural, pero lo más peligroso de quejarse siempre y por todo es que nosotros mismos ya no sabemos que nos pasa y todo lo interpretamos de igual manera: tragedia. Eso es otra forma de alejarse de los propios sentimientos, escoger solo uno y darle con tutti! Tampoco muy sanito.
Lo mejor es expresar con humor, pero no es lo que se da ni en toda la gente, ni en todas las ocaciones. Esto no hace el problema en si, ni objetivamente menor, ni mayor, pero si más soportable para todos. En mi familia por ejemplo así si te aceptan, pero no llorando.
Por ejemplo, en el funeral de mi padre al ver aparecer a mi profesora de enseñanza básica, a la que mi padre quiso mucho y yo también, me puse a llorar… no la esperaba, entonces vino mi hermano mayor corriendo a decirme que qué me pasaba, que me controlara… yo tenía 17 años, mi hermano 37, y lamentablemente no se me ocurrió ninguna broma con que contestarle.
Adri, beso, y claro… aunque lo de ser enemiga de la muerte, no me tinca… no sé que sentido tendría… y no sé si es siempre mala… me gusta más pensar en un poema de esta mujer polaca que se sacó el Nobel de literatura en los 90tas y que decía algo así como que cada niño que nace es un triunfo de la vida sobre la muerte y eso… aunque dele con lo de luchar en contra…mmmmh
Bueno Ashi, no siempre, eso si, se tienen las fuerzas para escuchar a otros quejarse. En esas cosas siempre pienso que como lo perfecto no existe, ya me tocará a mi reclamar o llorar por algo idiota y ahí me quiero ver… eso que dices me gusta de la amistad, que una puede venir llorando por un tinte y tu amiga, que te conoce, no va a pensar: «que tipa superficial y bruta!» Eso me pasa a mi con Nina… ya ves, para quejarse también hay que aprender con quién, y seguramente incluso dónde.
viernes, septiembre 28, 2007 a 1:40 pm
Sonia
Palita:
(otra vez el recuadro de honor)
Eso de no permitir el llanto, me da miedo.
Es cierto que hay mucha gente que no soporta el llanto como expresión.
Lo que nos diferencia de las computadoras o electrodomésticos, es que nosotros, podemos llorar.
viernes, septiembre 28, 2007 a 1:45 pm
Pal
a mi también me da miedo Soni… casi tanto como a ti reconocer que el cuadrito de honor es…
viernes, septiembre 28, 2007 a 1:45 pm
Pal
CELESTE!!!!!!
viernes, septiembre 28, 2007 a 5:10 pm
Barbarita
Bueno, yo es que veo distinto llorar que hacer un drama.
Yo, particularmente, soy la mujer lágrima. Yo lloro todo el tiempo por todo, e incluso soy capaz de llorar y reir a la vez porque estoy dolida o rabiosa y al mismo tiempo me parece una ridiculez ponerme así y me da risa. Pero son diez minutos o menos, luego se me pasa y ya está.
Lo que digo es que me alejo de la gente que es un lastre, que te llaman solo para descargar quejas que no se acaban nunca. Pero por cosas que en última instancia se pueden arreglar, que no hay que darle tantas vueltas. A mí eso me da sensación de claustrofobia, no puedo perder mi precioso tiempo en alguien que te está absorbiendo la energía quejándose de una situación que no se decide nunca a dar por terminada: si se puede hacer algo por arreglarlo, hazlo, y si no, olvidate del tema y sigue tu vida que son dos días. Eso es lo que pienso.
Sien embargo, que la gente llore me parece lo más natural que existe y a mi no me molesta en absoluto si alguien llora delante mío, tanto si es por un motivo grave como si es por un disgusto menor. Lo que no aguanto es a la gente que vive amargada por elección, porque es su forma de vida, o haciendo dramas para ver si alguien les da bola (que de esos está el mundo lleno también).
Beso!
viernes, septiembre 28, 2007 a 8:07 pm
Maestruli
Este recuadro no es celeste, es GRIS!!!
viernes, septiembre 28, 2007 a 8:11 pm
Maestruli
Ah, y esto que estoy escribiendo ahora mismo, todas estas palabras, más allá de las discusiones sobre el dolor y el placer, todo esto, ténganlo por seguro, que ésto, esto no es un comentario.
(ceci n’est pas une pipe)
viernes, septiembre 28, 2007 a 8:54 pm
Pal
que buen aporte Maese! algo así como «y esto aquí, no es sufrimiento» (o placer o lo que sea…)eso me recuerda, realmente lo fascinante que me resulta pensar que la percepción del color sea verdaderamente distinta para cada ser humano, independiente de si la longitud de onda es la misma… un besote.
viernes, septiembre 28, 2007 a 9:23 pm
DudaDesnuda
No es ni gris, ni celeste. ¡Es verde seco!!!
Besos y paletas.
viernes, septiembre 28, 2007 a 9:54 pm
Soledad
ESO, ES VERDE SECO CLARITO!!!
sábado, septiembre 29, 2007 a 12:11 am
Maestruli
Me parece que más que diferencias de percepción, la diferencia de colores de los recuadritos viene de diferentes navegadores, monitores y la humedad ambiente. Lo que mata es la humedad!
sábado, septiembre 29, 2007 a 10:07 am
Pal
(si antes no te matan los comentaristas… todo esto, claro, dicho desde el azul)
domingo, septiembre 30, 2007 a 3:47 am
Soledad
Disculpa Pal, ya me puse tonta como los «pri» de Orsai.
Pensando en el tema del sufrimiento, del dolor, yo agregaría el tema del miedo y se me ocurrió esto a partir de lo que nos cuentas de la muerte de tu amiga. Es tan triste. Y es eso, la enfermedad, lo malo e irreversible que puediera pasarle a a mis hijos es lo que me causa pánico, creo que sólo eso haría que me pregunte Por qué a mí. No podría sobreponerme a ese sufrimiento. Beso.
domingo, septiembre 30, 2007 a 10:02 am
Pal
Juas! pero sole, aquí no somos tantos, ni tan desconocidos como para molestarnos! en Orsai hay mucha gente… de hecho la que empezó con esto fui yo… ( o Sonia?) Y lo que dices es cierto, y el miedo es malo si nos paraliza, y se convierte en ridículo si no hay razón para sentirlo…
miércoles, octubre 3, 2007 a 7:39 pm
Beya
Vamos por el verde seco, ¡che!